En el día de su cumpleaños quiero decirle que siempre la he amado…Es usted mi favorita, como aquel primer amor que perdura en la insondable dimensión de la memoria. ¡Cuánto diera por recordar lo que a mis oídos susurraba cuando moraba en el vientre de mi madre! Pues sólo tengo la vaga reminiscencia de aquellas primeras palabras que de usted conocí en el génesis de mi existencia.
Usted ha sido esa baquiana que en el devenir de los días me ha acompañado fielmente; partiendo del puerto paterno hacia el mar adentro de mi descendencia. Con usted río, amo, pienso, lloro y me emociono mejor. Ninguna otra logra esto en mí. La amo, por eso la cuido todos los días: la respeto, la embellezco, la adorno, le doy vida digna. Pero por ignorancia también la he maltratado y le pido perdón.
Gracias por estar ahí para ayudarme a expresar mi esencia de manera tan sublime. Gracias por contribuir a definir quien soy. Ruego por la perennidad de su excelsa hermosura y ambigüedad.
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