Enciéndase hoy aquí la fresca luz iluminada
para ti María, excelsa de derroche,
brillando así el nacimiento de mi amada.
Llena de gracia eres, ¡oh misteriosa dama!
quien con sobrenatural estado bendices mi alma,
heredo en singular manera exquisita ambrosía
que plácido degusto en la aún ausente alba.
Vestida de sol, relucida por las llamas,
invítame a tan puro y consagrado camino,
y con mi amante avanzar humildemente en regocijo,
convirtiendo nuestro amor en eterno paraíso.
Al salvador esperas vigilante y confiada
en la estrellada noche, periodo de adviento,
resplandece vírgen mía al ser de mi enamorada,
para que goce nuestro amor, inmenso como el viento.
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