Ir al contenido principal

Time together

On Friday afternoons, Emmanuel goes for walk in the shopping center.
His dad takes him there.
Emmanuelito then visits his father’s relatives.
Outside the house, he dances with his shadow under the burning sun.
The street is full of cars and motorcycles.
A 1969 olive green Symca catches his attention.
It approaches him fast.
An old and filthy man gets down from the car.
Emmanuelito’s eyes widen in surprise.
The man’s lips draw a bright smile.
Emmanuel starts moving his head from side to side.
He stomps his feet rhythmically at the sight of the dirty man.
He does squats.
He hides and appears again.
He is completely excited.
The filthy sir seems to be happy too.
He loves Emmanuelito.
He imitates what Emmanuel does.
They have a wonderful time together.
People walking down the street look worried.
They believe the dirty fellow may hurt or kidnap the little boy.
They get confused as Emmanuelito extends his arms.
The old man opens his to hug him.
Emmanuel kisses the man’s dirty cheek.
He smiles and utters the word “grandpa.”
Grandpa is a mechanic.
There is a special connection between them.




Comentarios

  1. TIEMPO JUNTOS

    Los viernes por la tarde, Emmanuel va a caminar al centro comercial.
    Su papá lo lleva allí.
    Emmanuelito luego visita a los familiares de su padre.
    Fuera de la casa, él baila con su sombra bajo el ardiente sol.
    La calle está llena de autos y motocicletas.
    Un Symca verde oliva 1969 llama su atención.
    Se acerca a él rápido.
    Un hombre viejo y sucio se baja del auto.
    Los ojos de Emmanuelito se ensanchan sorprendidos.
    Los labios del hombre dibujan una sonrisa brillante.
    Emmanuel comienza a mover la cabeza de un lado a otro.
    Patea rítmicamente sus pies al ver al hombre sucio.
    Hace sentadillas.
    Se esconde y aparece de nuevo.
    Está completamente emocionado.
    El sucio señor parece ser feliz también.
    Ama a Emmanuelito.
    Imita lo que Emmanuel hace.
    Pasan un tiempo maravilloso juntos.
    La gente que camina por la calle parece preocupada.
    Creen que el tipo sucio puede herir o secuestrar al pequeño niño.
    Se confunden cuando Emmanuelito extiende sus brazos.
    El anciano abre los suyos para abrazarlo.
    Emmanuel besa la sucia mejilla del hombre.
    Sonríe y pronuncia la palabra "abuelo".
    El abuelo es mecánico.
    Hay una conexión especial entre ellos.

    ResponderBorrar
  2. El amor de ellos, viene desde antes... nació antes que sus vidas... Que bello!

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Un trío

Recuerdo haber visto a Andrés por primera vez en el Santa Lucía Plaza cuando acompañaba a Nicolás, mi exesposo, a sus clases de arte. Lo saludaba de manera breve, desinteresada, con una mirada fugaz. Lo hacía porque sabía que era un colega. No terminanos en la misma promoción pero ambos éramos egresados de la misma universidad. Digo exesposo porque en medio de la desazón causada por el Covid-19 en 2020, atravesé por una profunda crisis matrimonial que desembocó en el divorcio. Vendimos la casa donde vivíamos y llegamos a un acuerdo con Nicolás para la custodia y visitas de los niños. Yo creía profundamente, como cristiana que soy, en la perennidad del matrimonio. Debo confesar que la separación me consumió en una aguda tristeza. Intenté superar mi aflicción con John, un publicista, pero no funcionó. Tuve constantes conflictos con él. Tenía 36 años y aún no había ejercido mi profesión. Vivía en la tradicionalidad del hogar, a cargo de mis hijos y administrando la escuela de artes de Nic

Paquita

¿1993? - 17 de octubre de 2024 Cuando llegó a nuestra casa, por allá en 1993 si la memoria no me traiciona, como suele hacerlo, no sabíamos si era macho o hembra. Le decíamos Paco, Paquito, Paca, Paquita…Concluimos, luego de más de 30 años que vivió con nosotros, y con un método que de científico no tenía nada, que era hembra por una particular razón: su poca empatía cuando se le acercaban las mujeres o cuando una mujer acariciaba a un hombre de la casa. Irónicamente, como suele ser la vida, quienes más la atendían era mamá y mi hermana. Con los hombres de la casa era feliz y permanecía complacida. Papá y mi hermano la llevaban a la sala y la hacían reposar en sus hombros o vientres hasta que la devolvían a su jaula cuando su sistema digestivo hacía de las suyas y les manchaba la ropa. Era extremadamente consentida, así como nos tiene acostumbrados mamá. No comía nada que no fuera preparado por ella, pues estaba profundamente enamorada de su sazón. Cuando pedíamos domicilios los doming

El parto

Los meses de su embarazo no fueron fáciles. Los malestares en su cuerpo hicieron que su experiencia fuera algo traumático. Pero faltaba poco y estaba dispuesta a salir victoriosa para que muchos, incluso los más desagradecidos, pudiesen beneficiarse. Momentos antes de dar a luz, entró en un vaivén de emociones. Recordó los males de los que había sido víctima y no le parecía justo que le hubiera pasado eso a alguien tan buena. Hizo memoria de sus aguas oscuras, de los químicos que recorrían sus venas, del humo que inundaba su aire, de los plásticos que flotaban en las piscinas de su casa, de sus mártires y de muchas otras dolencias. Esto la entristeció y su excesivo llanto inundó los campos. El panorama lucía desolador, pero no se le pasó por la cabeza la posibilidad de abortar. Sabía que era resiliente y aguardaba con fortaleza el momento de parir. Era consciente de que si ella y su descendencia fallecían, se crearía un devastador efecto dominó. Logró superar sus dificultades gracias a