Esta noche, superando los momentos adversos,
se inspira mi alba pluma con lozano placer,y escribir alborozado un alfabeto de versos,
que reposen en su memoria sin perecer.
En la primitiva, lúgubre y tierna residencia,
me creó en el inquilinato de su matriz,
amándome y anhelando cuan sublime descendencia,
arrojándome al mundo para ser su aprendiz.
Admirable su desinteresada entrega altruista,
sanando con ahínco mis vehementes dolores,
nunca enlutando su incansable espíritu optimista,
mas quitando mis enfermedades sus posesiones.
Vio usted crecer al estudiante y hoy profesional,
edificó mi mente de virtudes y defectos,
con sabia balanza espiritual e intelectual,
me instruyó en la vida por sus difíciles trayectos.
Sincera, firme y amorosa ha sido siempre su esencia,
que para sus hijos es hoy magnánima enseñanza,
amar desmedidamente sin perder la prudencia,
para hacer de nuestra existencia un gran mar de bonanza.
Si tan sólo tuviese yo poder sobre la muerte,
materializaría su perenne compañía,
acudir a su presencia cuando el mal desconcierte,
y descansar en su regazo absorto de alegría.
Me deleito orgulloso en quien es, señora querida,
por el hijo que fui ayer, soy ahora y seré mañana,
por su oblación, sacrificio y multitud de caídas,
por su filial pasión, enérgica, bella y cercana.
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