Confieso
que atesoro el firme propósito
de esquivar tu transitorio cuerpo
para verte mejor
y ser menos simple.
Cubro mis ojos
con un grueso paño marrón,
me libero del dominio
de las ilusiones del mundo,
me sumerjo en las que tengo cierta fe.
Soy atrevido, incoherente;
desconozco tu barro
y las manos
con las que hoy te moldeas.
Mas persistes
en que navegue por las olas
que tus palabras emiten.
Me arrastran
en medio de un opulento mar
hacia numerosas islas invadidas de letras.
Me regocijo recorriéndolas, Hélène:
Tus desiertos tristemente florecidos,
la fertilizada tierra
que se escurre en tus brazos
y tu cénit,
donde quiero morar,
en eterno presente,
besando tu mente.
Mas persistes
en que navegue por las olas
que tus palabras emiten.
Me arrastran
en medio de un opulento mar
hacia numerosas islas invadidas de letras.
Me regocijo recorriéndolas, Hélène:
Tus desiertos tristemente florecidos,
la fertilizada tierra
que se escurre en tus brazos
y tu cénit,
donde quiero morar,
en eterno presente,
besando tu mente.
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