Ese día la profesora nos había pedido media libra de arroz. Cuando empezó la clase, sacó del maletín unas fotocopias.
– Vamos a decorar este dibujo con el arroz que trajeron. Pasaré por sus puestos dejando un poco de pegamento en estas tapitas.
Todos estábamos felices menos Alicia. Su rostro reflejaba una profunda tristeza.
– Profe, yo no lo traje – dijo.
La maestra se quedó mirándola mientras ella bajaba la mirada.
– Pensé que era para un compartir – continuó Alicia – es que en mi casa no había nada para comer. La profesora canceló la actividad.
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