Cuando el joven Esneyder tomó la decisión de dejar la pica para terminar la primaria le llovieron las críticas. Su familia no estaba de acuerdo porque trabajar era primordial. Él, por su parte, había escuchado algo sobre la escuela que cautivó su atención y de paso aliviaría su desespero. Sólo bastó un día de clases para comprobar que los rumores no eran ciertos. La comida no era como la pintaban.
– Algo es algo, peor es nada – concluyó.
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