La temperatura iba en descenso y la señal de transmisión no aguantaría mucho más. Miró a su alrededor y no logró divisar refugio alguno en medio de la extensa nieve. Pensó, a manera de consuelo, en lo felices que había hecho a los humanos en sus noches solitarias y se sintió satisfecha del deber cumplido. Pero las condiciones climáticas eran más fuertes que sus deseos. El frío arremetió con todo su furor y no hubo vuelta atrás.
– ¡Internet de mierda! – oyó a lo lejos segundos antes de emitir su última imagen.
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