– Mientras su mamá trabajaba, nos hacíamos en la silla y lo mecía hasta que mijito se quedaba dormido.
Luego guarda silencio, como dibujando lo dicho en su mente, y su mirada se extravía.
– Tantos momentos bonitos – retoma – como cuando nos hacíamos en la silla y lo mecía hasta que mijito se quedaba dormido mientras su mamá trabajaba.
Y así, sucesivamente, le escucho pacientemente todas nuestras anécdotas hasta que el sol se debilita.
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