Fumus albus

 

No llegaron a un consenso tras cuatro rondas de votación. Ante tal panorama, se decretó un periodo de diálogo entre los electores para lograr acuerdos. El Espíritu Santo los escuchaba con la paciencia que lo caracteriza, pero concluyó que su presencia no era necesaria. Regresó al cielo triste por no haber podido descender y posarse sobre sus cabezas. Nada podía hacer frente al libre albedrío de sus intereses terrenales.

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