Han pasado meses. Ningún correo electrónico ni notificación. La angustia no me deja dormir. Es difícil hacerlo cuando se meten con tus hijos. ¿Qué le habrán hecho? ¿Por qué tanto silencio?
Recuerdo nuestras noches, las canas que me sacó y sus enseñanzas. Lo extraño.
Aunque temo no volver a saber de él, seguiré esperando alguna prueba de supervivencia por parte de los organizadores del concurso.
La merezco. Mi cuento también.
;)
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