Veinticuatro siete


Obra enviada al VII Concurso Palabras e Imágenes - Fundación HACEB.

Los gritos de Graciela despiertan a Dioselina a las tres de la madrugada. La mujer se levanta e intenta tranquilizarla, pero Graciela la ignora. Graciela tiene Alzheimer en estado avanzado y es inútil calmarla. Dioselina se acuesta con el ánimo de recobrar el sueño, sin lograrlo. Horas más tarde, gira el rígido cuerpo de la paciente para cambiarle el pañal y aplicarle la crema antiescaras. Luego vacía la sonda y descarga su orina en el baño. En la cocina, prepara el desayuno y de regreso a la habitación se lo cucharea. Revisa su pañal nuevamente. Está sucio. Después de limpiarla, le suministra los medicamentos, que se toma con dificultad, y se devuelve a preparar el almuerzo. La tarde es una copia de la mañana. Cuando logra hacerla dormir, Dioselina se refleja en el espejo. Contempla su rostro lleno de surcos, sus articulaciones inflamadas y sus músculos débiles. Llora. Le pide a Dios que se acuerde pronto de Graciela. No desea ser ella quien se muera primero.

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