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Mostrando las entradas de noviembre, 2019

Engel

Sentada está la estudiante, fingiendo ante mí académica afición, su mente danzando al son desafiante de mi voz docente en la extensa lección. ¿Qué navío estará atravesando el vasto océano de sus memorias? ¿El de mis nocturnos mensajes consolando sus muchas penas mortuorias? ¿Aquel de los profundos abrazos en un vacío salón que nos respalda, simulando un tigre lanzando zarpazos y fertilizando su fatigada espalda? ¿Será el barco de eufóricos besos, que representando manantial agua, humedecen desde el poro a sus huesos, encallando seguros como pescador en piragua? Cuan estación de tren compartida, llegas, permaneces y sales de mi vida, temores y prejuicios ganan la partida, dejando el recuerdo huérfano de la estadía.

Corruptus

Panomárica de Colombia-Huila y el río Ambicá Crédito imagen Desde el génesis de su existencia, a Doris la invadió una curiosidad inquietante. De actitud desafiante, en su pre-adolescencia solía llevarle la contraria a su madre Elena, quien ante la menor señal de desobediencia la castigaba sin misericordia. En la vieja casona de Colombia, Huila, compartía su vida con sus hermanas Mireidy, Griselda y Elcira, sus hermanos Gentil y Edgar y su nana Miriam. El lejano municipio, bañado por el malhumorado río Ambicá y famoso por sus constantes movimientos telúricos, permanecía inmerso en la polarización de la violencia bipartidista y la posterior conformación de los primeros grupos guerrilleros. No obstante, Doris era atrevida: se enfrentaba como leona herida y sin medir consecuencia alguna con los comandantes de las FARC que la querían obligar a todo tipo de vejámenes. Fueron muchos quienes quisieron dominarla sin conseguirlo con éxito. A sus doce años, en ocasiones lograba burlar la

Disfraz

Crédito imagen Ante el mundo camuflo mis miserias en artificiales y comerciales sonrisas, aparento felicidad en un mar de tragedias, creo en el prójimo engañosas premisas. Bajo el velo de una máscara alegre cubro ansioso mi desboronado semblante, y en medio del tumulto de gente me extravío confuso en soledad errante. Soy como un débil roble cuyo íntimo núcleo esconde la necesidad de un abrazo noble y la distancia que la desazón recorre. ¡Mas todo lo derrumba tu presencia: contigo derramo lágrima sincera, me quitas el disfraz y develas mi esencia, desnudando de nuevo mis grandes miserias!