Para mi muy querida T.L.Y.V. Yelitza había tomado la decisión de no volver a enamorarse. Al contrario de su vida sexual activa y variada, las circunstancias no le habían sido favorables cuando de compromiso y lealtad se trataba. A sus 28 años, sentía que debía empezar a esbozar un nuevo camino en su vida alejado de su actual universo. Creció en un humilde barrio y se había graduado, contra todo tipo de inconvenientes propios de su condición social, como licenciada en lenguas extranjeras. Aplazó su carrera para probar suerte como niñera en los Estados Unidos de Norteamérica. Le apasionaban los niños, en especial aquellos que tenían condiciones especiales de aprendizaje. Tenía un sobrino, a quien amaba con todas sus fibras, que era autista. Desde entonces, su sueño era especializarse en educación especial con el fin de saber tratarlo no solamente a él sino a todos aquellos que hacían parte de un mundo diferente al convencional. Después de su trabajo como Au Pair durante un par de años y
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