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Mostrando las entradas de noviembre, 2020

Gratitud

Crédito imagen Cuento ganador del Cuarto Concurso de Cuento Navideño Diario la Nación y Unicentro Neiva. Las manos de Jessica temblaban al observar con detenimiento el sobre con los resultados. Lo rasgó cuidadosamente y sacó el papel. No pudo contener su llanto al leer la palabra POSITIVO. Se confirmaba que Danna, su hija de 9 años, estaba infectada de Covid-19. De esta manera, diciembre le daba una negra bienvenida a la familia Pérez Freitas.  Llamó a Samuel, su esposo, y le informó con voz entrecortada la desafortunada noticia. Al otro lado de la línea, el hombre emitía sollozos discontinuos. Cabizbaja, colgó y fue al cuarto de la niña. La pequeña, quien se encontraba estudiando, extrañó la distancia existente entre las dos.  – ¿Por qué estás tan lejos, mami? – le preguntó.  La mujer puso un tapabocas sobre la mesa y le respondió:  – Mi amor, ponte esto, debes quedarte en tu habitación. Tienes ese virus del que tanto hablan…sólo debes permanecer aquí. Si te da fiebre o te duele l

Avalancha

A Danielita le encantaba la leche achocolatada. Tan pronto la bebía, sonreía y hacía muecas en el espejo con su bigote de chocolate. Por eso aquella lluviosa mañana no se cambiaba por nadie. “¡¿Guau, toda esa cantidad de Chocolisto para mí?!” se preguntó. Cerró los ojos, abrió la boca y estiró los brazos en señal de júbilo. Su madre, quien se encontraba en el rancho lavando la ropa, gritó su nombre y corrió a la orilla. Su rostro angustiado fue lo último que vio la niña antes de que el enfurecido río Suaza se la llevara para siempre.

Heterosexualidad vulnerada

Crédito imagen Si bien sabíamos de su condición homosexual, a Miguel le molestaba sobremanera que habláramos de ella a sus espaldas. Tanto así que en cierto día en que nos encontrábamos en clase, pidió permiso al profesor y con la furia desdibujándole la cara se dirigió a nosotros en tono firme pero respetuoso:  – ¡Lo que yo haga con mi vida personal no tiene por qué importarle a nadie! ¡Les pido respeto por mi intimidad!  Quedamos congelados como témpanos de hielo porque tenía razón y se estaban generando comentarios desagradables en su contra. No era de mi círculo más cercano de compañeros de la licenciatura pero sentía cierta admiración por él. Su tiempo en la universidad lo pasaba con sus inseparables Mariana, Lorena y Lizeth.  Venía de Pitalito. Todo su vigoroso semblante era una oda al café: el tono de su piel, su cabello encaracolado, sus ojos de miel. Era muy inteligente. En las actividades grupales, era de esperarse que trabajase con ellas. Sin embargo, empecé a tener un conta