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Mostrando las entradas de enero, 2024

Rostizados

– ¿Por qué esos frailejones que están allá son negros, mamá? – pregunta extrañada la niña frailejón. – Son parientes afro que han venido a visitarnos – le dice la madre mientras le suda agua por su cuerpo.

Desplazamiento forzoso

Nada pudieron hacer. Huyeron despavoridos. Ahora sobreviven en ciudades y viven de la caridad de otros. El fuego sigue ahí, abrasando sus hogares.

Aparición

El mago introdujo su mano y del interior se escuchó una voz que decía mi nombre. Luego saliste del sombrero, te sentaste en la banca y me sonreíste desde el otro lado de la calle.

El parto

Los meses de su embarazo no fueron fáciles. Los malestares en su cuerpo hicieron que su experiencia fuera algo traumático. Pero faltaba poco y estaba dispuesta a salir victoriosa para que muchos, incluso los más desagradecidos, pudiesen beneficiarse. Momentos antes de dar a luz, entró en un vaivén de emociones. Recordó los males de los que había sido víctima y no le parecía justo que le hubiera pasado eso a alguien tan buena. Hizo memoria de sus aguas oscuras, de los químicos que recorrían sus venas, del humo que inundaba su aire, de los plásticos que flotaban en las piscinas de su casa, de sus mártires y de muchas otras dolencias. Esto la entristeció y su excesivo llanto inundó los campos. El panorama lucía desolador, pero no se le pasó por la cabeza la posibilidad de abortar. Sabía que era resiliente y aguardaba con fortaleza el momento de parir. Era consciente de que si ella y su descendencia fallecían, se crearía un devastador efecto dominó. Logró superar sus dificultades gracias a

Un almuerzo distinto

Todos los primeros de enero, Marina las recolecta de los andenes o bolsas de la basura y se devuelve al cambuche para prepararlas. Ve a sus hijos comérselas con gusto, sonríe y espera con ansias el año que viene para complacerlos de nuevo.

Día de los inocentes

– ¿No es inocentada? – De ninguna manera –le dijo la muerte.

Viaje a Ciudad Navidad

Llegada a Nuuk El frío es intenso, ni siquiera la chaqueta que traigo desde Colombia es útil. El aterrizaje en Nuuk es forzoso debido a la corta longitud de la pista. La ciudad es pequeña y muchos de sus habitantes se dedican a la actividad pesquera. En el aeropuerto, algunos me miran como un bicho raro. Otros, más amables, me hablan en su lengua nativa, pero no logro entender. Les contesto moviendo mi cabeza. Miro alrededor en busca del contacto que debe recibirme. En un momento se me acerca alguien de baja estatura, rostro avejentado y orejas modificadas. Me dice algo que me resulta incomprensible. De su bolsillo saca lo que parecen unos audífonos y me hace seña para que me los coloque. – Buenos días profesor, bienvenido a Groenlandia – escucho por el auricular en inglés. – Buenos días, ¿eres tú quien respondió mi solicitud? – Así es. Mi nombre es Hildur y seré tu guía durante tu estadía en nuestra ciudad. – ¡Muchas gracias! ¡Qué frío tan fuerte! – Vete acostumbrando – me dice riendo

La prima

En la reunión de fin de año de la empresa, hablan sobre lo que van a hacer con la prima. – Empiezo yo – dice Lidia – me voy de viaje con la familia. – Comprarles los regalos a los niños – continúa Diana. – Irme con ella pal' pueblo tan pronto termine contrato – replica Vilma. Las compañeras carcajean. Vilma se les une con una sonrisa comercial.

Edenes acuáticos

A medida que sus caballos se sumergían en el fondo del mar, su semblante demostraba más preocupación. Abrió su boca ampliamente al contemplar que, después de haber estado lejos durante un tiempo, su reino se había convertido en un basurero. Bolsas flotaban como medusas, otras reposaban en el fondo. El plástico había invadido los cuerpos de tortugas y peces, quienes habían fallecido cuando lo ingirieron. La escena lo sumergió en un profundo estado de frustración. Durante toda su existencia, se había dedicado a ofrecer mares en calma, aquellos en los que se podía navegar con tranquilidad bajo el velo de los astros. Su reino protegía con amor a todas las formas de vida acuática, incluyendo a los marinos y demás aventureros oceánicos. Pero le habían pagado mal. Sintió la carencia de esa reciprocidad que esperaba y agotó su paciencia. Aprovechándose de su poder, tomó el tridente y lo punzó fuertemente en el suelo. La onda generada se convirtió en un maremoto que afectó embarcaciones y ciuda