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Entradas

Mostrando las entradas de julio, 2022

Reencuentro

Luego de una minuciosa revisión de lo que ha escrito se siente decepcionado e invadido por una desbordada angustia. Borra el archivo, se levanta de la silla y se aleja del computador. Varias imágenes cruzan por su mente en un intento de reivindicación. Ninguna lo satisface. Se acuesta y enciende el celular con el ánimo de encontrar alguna especie de señal. Revisa sus redes sociales y lee artículos en línea. Su desespero aumenta a medida que el reloj avanza. Las dos horas libres que tiene se están acabando. Trata de tranquilizarse con la idea de que ella llegará cuando menos se espera. Pero también pone en consideración los que afirman que no siempre se debe tenerla. En ese tire y afloje, su mente se sumerge en una maraña de ideas que batallan por ocupar el territorio de las otras. – ¡Hijo, a almorzar! – le grita la madre desde la cocina. – ¡Ya voy! – responde irritado. Piensa en la posibilidad de hacerlo sobre un profesor que regala clases de inglés para tener con quién hablar o en una

Entrevista

El teléfono de Luis sonó tan pronto llegó de su trabajo como reclutador. Era un nuevo match . – Hola – le escribió. – Hola – ¿Cómo estás? – Bien – Me alegra. – Ajá – ¿Cómo te llamas? – Camila Hubo un silencio incómodo que lo exasperó. – ¿Y qué haces? – reanudó con un moribundo suspiro de esperanza. – Nada – mmm ya, bueno te dejo, me voy a ocupar. – Ok Eliminó el match y cerró la aplicación. Había tenido un día pesado y lo último que quería era otra entrevista. -- Crédito imagen

Hoy no giré a la derecha

Hoy no giré a la derecha, y decidí, luego de titánicas batallas contra mi terco deseo continuar por la séptima mi rumbo a casa. Dejé en mi sótano tu mirada excelsa de esmeralda y la cómoda almohada de tus labios en la que plácido dormí. Moramos en una tierra de inocentes, en un lugar donde imperó la ausencia de culpables. Quizás, si buscáramos uno, maldeciríamos al tiempo que se burló de nosotros con su discrepancia. No habita el rencor, sino cierta punzada de tristeza, porque la ilusión, con su vara mágica, se acercó a mis ojos, y con su oscuro velo terminó sumergiéndome, una vez más, en su simulación egoísta. Ahora, mi consciencia respira tranquila, pues ya sequé el estanque de mis lágrimas frustradas, esas que me rememoraban el sentirme desnudo ante ti, sin ningún temor, libre, sin remordimiento alguno. No giré a la derecha, y continuaré mi camino: uno que conduzca a la coincidencia, al momento preciso, a la danza armónica del sentimiento.

Bushaltestelle

¡Cuánto odia la gente la prolongación del tiempo conmigo! El hombre ejecutivo de húmedo cabello riega su mirada angustiosa en el reloj de su muñeca. La universitaria frunce el ceño y emite un leve quejido ante la premura de su examen. El pequeño infante desespera a sus padres, pues desea llegar pronto a casa para encajarse feliz en su digital mundo. La novia llora y danza con los dedos sobre una pantalla mientras le explica a su amor el motivo de su tardanza. Y los buses, aunque impuntuales, aunque imperfectos, son bien amados cuando hacen su arribo… Desearía ser uno de ellos y no la maldita estación: porque aquí vienen y apresuradamente se van... porque aquí nadie permanece. -- Crédito imagen